lunes, 23 de enero de 2017

MI CLÁSICO FAVORITO: KASPAROV VS KARPOV

LA RIVALIDAD MAS GRANDE EN LA HISTORIA DEL AJEDREZ




El ajedrez es un deporte mental extenuante, que incentiva la inteligencia, la creatividad y, lo más importante, ejercita sin parar nuestro cerebro, llevándolo a límites desconocidos. El ajedrez profesional es tan duro, tan tenso y desgasta tanto que entre los 50 mejores jugadores del mundo solo hay 5 que superan los 40 años de edad. Exprimir la mente a esos niveles obliga a los ajedrecistas a retirarse pronto, casi siempre vencidos por el empuje de los más jóvenes, niños prodigio, más frescos y con menos trayectoria. Así ocurrió en el último campeonato del mundo celebrado en Socchi, donde el joven Carlsen (24 primaveras) se impuso al veterano Anand (44 años).

El ajedrez, además, es un deporte mítico, plagado de mística e historias que van más allá del tablero. Las rivalidades entre competidores han pasado a la historia, dejando imágenes para el recuerdo y duelos para la leyenda, como el que protagonizaron durante 10 años (1985-1995) los rusos Kárpov y Kaspárov, dos hombres antagónicos, enemigos irreconciliables no solo en el deporte, sino en la forma de entender la vida.


ANTECEDENTES


El duelo entre Kaspárov y Kárpov no sólo se reflejó en los tableros. Cada uno era símbolo de una manera de entender la vida y el mundo. Kárpov era el símbolo del ideal soviéticocomunista, miembro del parlamento soviético y presidente del Fondo Soviético para la Paz; mientras que Kaspárov era el Hijo del cambio, que habría de transformar (con Mijaíl Gorbachov y Borís Yeltsin) la sociedad soviética hasta hacerla desaparecer. Llegó a fundar un partido político, el Partido Demócrata de Rusia, próximo a las tesis de Yeltsin.

AL VAMOS


Anatoli Kárpov (Zlatoust, 1951) era el ajedrecista del régimen soviético, el preferido de la clase política, mientras que Gari Kaspárov (Bakú, 1963), de orígenes diversos, se posicionó en contra el statu quo soviético y se puso de parte de políticos partidarios del cambio político (la perestroika) como Yeltsin y Gorbachov. Ambos disputaron un total de 144 partidas durante esos 10 años. La relación entre ambos era tan gélida que no se hablaban y apenas se miraban. “Se odiaban de la misma manera que se necesitaban”, explica el mayor experto en ajedrez de España, Leontxo García.

Kárpov dominó los tableros con puño de hierro durante los años que transcurrieron entre el declive de Fisher y la aparición fulgurante de Kaspárov. De hecho, el jugador americano se negó a participar en la final del campeonato del mundo contra Kárpov por miedo a perder o porque psicológicamente empezaba a tener problemas. Kárpov se proclamó campeón sin participar. Sin embargo, eso, a los dirigente de la URSS, no les importó: ya tenían un héroe soviético, un ejemplo para las juventudes comunistas de un país que tras muchos años había recuperado el ansiado cetro del ajedrez mundial.

UN RIVAL DIRECTO


Pero entonces apareció Kaspárov para cuestionar la hegemonía de Kárpov con un estilo totalmente diferente. Mientras el veterano jugaba un ajedrez más clásico, aprovechando las debilidades del rival y sacando ventajas de cualquier situación posible, el novato era un jugador más impulsivo, más directo, que gustaba de aniquilar a sus rivales sin darles opción.

El primer gran duelo entre dos de los mejores ajedrecistas de la historia, quizás el más célebre, tuvo lugar en el Campeonato del Mundo de 1984 en Moscú. Quien llegase a las 6 victorias se llevaba el torneo. Las tablas no valían. Kárpov aprovechó la inexperiencia de su rival y le endosó un 5-0. Pero Kaspárov logró ganar in extremis su primera partida cuando estaba casi todo perdido y ahí apareció otro escenario. Kaspárov logró ponerse 5-3 antes de que llegase el escándalo. Llevaban 6 meses (¡6 meses!) de competición cuando la FIDE (Federación Internacional), decidió suspender la partida porque se había convertido en una competición de resistencia. Ambos contendientes se acusaron uno a otro de forzar la suspensión. Lo cierto es que cuentan que Kárpov estaba al límite de sus fuerzas y apenas podía competir.



En el año siguiente se reanudaría el torneo con el formato clásico. Ahí se impuso Kaspárov en la última jornada, convirtiéndose en el campeón mundial más precoz de la historia a la edad de 22 años.

Los duelos legendarios se sucedieron en los años venideros, dejando partidas, errores, heroicidades y acusaciones para la historia. Al poco tiempo compitieron en Sevilla, una ciudad paralizada por el campeonato, donde Kaspárov, con todo en contra, volvió a vencer cuando lo tenía todo perdido. En el famoso torneo de Linares, en 1994 y ya con 44 años, Kárpov se cobraría su venganza venciendo con comodidad a su gran rival a pesar de la diferencia de edad de 12 años que les separaba y que siempre jugaba a favor de Kaspárov.



Su relación de odio terminó cuando, una vez retirados ambos, Kárpov fue a visitar (sin éxito) a Kaspárov a la cárcel cuando le encerraron cinco días por protestar contra el gobierno de Putin en 2007. De los 144 partidos que jugaron entre ellos, en el cómputo global ganó Kaspárov por solo 2 puntos. Dos genios absolutos, dos maestros del tablero que regalaron al mundo una de las rivalidades más apasionantes de la historia del deporte.



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